Una fuerte nevada en la década de 1950 provocó el derrumbe de un conjunto de viviendas en el casco antiguo de Cehegín, en Murcia, que generó un gran vacío e interrumpió el trazado de las calles adyacentes.

El proyecto localiza las sendas espontáneas que generaban los ciudadanos al cruzar esta herida urbana y suaviza su inclinación.

El desastre se transforma, de este modo, en una oportunidad para oxigenar la densa trama urbana mediante un jardín que conecta las calles a través de caminos serpenteantes y recicla agua para autoabastecerse.

El recorrido se colorea de verde para guiar al paseante y teñir con reflejos las fachadas de los edificios que se asoman al parque.

La parte central, que es también la más horizontal, se pavimenta con marmolina de color gris oscuro.

En el nivel inferior se construye un vivero de empresas que se esconde al final del recorrido e integra su cubierta en la red de caminos del parque.

El sistema de reciclaje consiste en una sucesión de lagunas plantadas con eneas que depuran el agua residual de forma natural.